martes, 7 de diciembre de 2010

SE PUEDE SER MORAL SIN SER RELIGIOSO?

Recordando la sugerencia de John Lenon, en su canción "imagine", acerca de que IMAGINES UN MUNDO SIN RELIGIÓN, me he preguntado si fuera posible convivir así. Sería un caos? Viviríamos en eterna anarquía? nos aniquilaríamos en muy poco tiempo? Hasta hace unos años mi respuesta hubiese sido que la humanidad duraría poco sin las religiones. Sin embargo, me he dado a la tarea de ojear qué hay del otro lado de la moneda, y he llegado a pensar que quizás sí sería posible un mundo en el que exista la moral sin que exista la religión. Un mundo con una moral atea.





Citando a Thomas Jefferson: 

"Si hacemos una buena acción simplemente por amor a Dios y el convencimiento de que ello Le complace, ¿de donde proviene la moralidad del Ateo?...Su virtud, pues, debe haber tenido otro fundamento que el amor de Dios."

El identificarse con el sufrimiento humano no es obra exclusiva de la educación religiosa. Los niños, desde aproximadamente el primer año de vida, expresan emociones de empatía de manera más notoria. Algunos lloran si escuchan y ven llorar a otro niño, como en un gesto de solidaridad. Otros, pueden acercarse y tratar de consolar de alguna forma al niño que se queja por algo. Esta empatía se desarrolla a través del trato que recibe de sus padres o personas a cargo de él. Si se trata de un niño que recibe maltrato físico o psicológico, es muy probable que sea agresivo con los demás. Si los niños a tan temprana edad pueden mostrar empatía, sin necesidad de comprender cuestiones religiosas, si demuestran solidaridad y ayuda al prójimo, se debe, en parte, por la forma en que los tratan y también por la tendencia natural a evitar el daño primero en nosotros mismos,  instinto de sobrevivencia, y luego en los demás (necesidad de socializar con el otro).

Las personas ateas pueden ser morales basando su comportamiento en la razón y la bondad, no requieren de una autoridad eclesiástica y/o un libro sagrado que los obligue a hacerlo, tampoco necesitan ser amenazados con que se irán al infierno si no hacen el bien.

Una de las pautas más antiguas que se dispone sobre normas para conducir el comportamiento humano dentro de lo socialmente tolerable para el bien de la comunidad, lo es el Código de Hammurabi, creado en el año 1760 a.c., el cual básicamente se basaba en la Ley del Talión. Pero un mejor ejemplo de la aplicación práctica de la moral previa a lo sugerido por la religión es la Regla de Oro, la cual consiste en "NO HAGAS A LOS DEMÁS LO QUE NO QUIERES QUE TE HAGAN A TI". Dicha frase siempre pensé que tenía un origen cristiano, sin embargo no es así, ya muchas culturas y tribus anteriores al cristianismo llamaban a su práctica, y una de las referencias más conocidas es que dicha regla se le atribuye a Confucio, en el siglo V a.c. Aunque otras fuentes, afirman que no es una frase propia del filósofo chino, si no que éste la citaba de obras más antiguas. Los Siete Sabios de Grecia y otros grandes filósofos como Platón, Aristóteles e Isócrates de alguna u otra forma la mencionan.

Si bien las religiones desde muy temprana edad van inculcando en los niños valores que tienen, quizás en su mayoría, una índole moral, van enseñando a discernir entre el bien y el mal, y aconsejando que el mejor camino es el del bien, no puede olvidarse que se mandó a mucha gente inocente a la hoguera arguyendo que estaban poseídos por el demonio o habían practicado brujería. En la Edad Media, cuando la Iglesia Católica tenía mucho poder, administraba "justicia", la cual, según ella, era acorde a las buenas costumbres, y procedía de manera moral y ética. Afortunadamente en el Occidente del mundo esta religión ya no tiene el poder en los juicios civiles, gracias a la secularización. 

Recuerdo hace años, cuando pertenecí a una comunidad religiosa, que un "charlista" o expositor inició su plática con la siguiente frase: "NO TODOS LOS CRISTIANOS SON BUENOS, NI TODOS LOS BUENOS SON CRISTIANOS", me desconcertó un poco al principio, pero después entendí muy bien lo que trataba de decir, y hoy mejor que nunca. Sé de gente muy religiosa, muy devota, cumplidora de rituales, ratas de parroquia, que tanto fuera como dentro de las iglesias son mezquinas y nefastas, carentes de la moral más básica, faltas de una mínima humanidad. Y de los pederastas ni hablar...

La verdad es que no hace falta creer en Dios para actuar bien, con responsabilidad, con ética.
   
Se puede ser bueno siendo ateo.





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