viernes, 22 de marzo de 2013

SOBRE PLACEBOS Y OTRAS TRAGEDIAS

¿Se puede confiar en un individuo que constantemente afirma que "todos mienten"?

En uno de mis programas favoritos de TV el personaje principal afirmó que alguien de la vida real no existe. Su aseveración me desconcertó por tres motivos. El primero es que no esperaba una afirmación de esa naturaleza -atrevida y perturbadora-, por parte de un personaje inteligente y brillante como él. Y esto se debe al segundo motivo: el ser inexistente del que habla sí existe. Bueno, al menos por consenso, ya que así lo cree la mayoría de la gente, pese a la falta de pruebas verificables. Finalmente, lo más impactante de ese "disparate", era que ese ente no es otro más que Dios (imagino que el de las religiones monoteístas), el ser más importante para millones de personas durante gran parte de la historia de la humanidad.



¿Dr. House se había vuelto loco? ¿Su blasfemia no era más que un síntoma de su amargura y envidia hacia quienes sí experimentan la divina providencia en sus vidas? ¿Estaba borracho el doctor? ¿Cuántos Vicodins se habría tomado ese día?

Cuando un personaje ficticio niega la existencia de un ser imaginario...qué es más absurdo, ¿creer en la palabra del primero o rechazarla confiando en la existencia del segundo?

Es un poco extraño que un ser irreal rechace la existencia de un ser imaginario, y peor aún, que tenga razón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quiero considerar que el guionista de esta serie, sì existe, y que House sòlo es un medio o instrumento.

Win dijo...

Tienes razón, Brennus, Dr. House es el portavoz del pensamiento del guionista, que a su vez imagino que atravesó con éxito otros filtros (el resto del equipo de guionistas, el director, etc.). Cada vez es más frecuente este tipo de personajes poco o nada religiosos en algunas series, como es el caso también de Sheldon Cooper en The Big Bang Theory. Me parece muy bien que se divulguen otras ideas y concepciones de la vida distintas a la que la inmensa mayoría da por sentado. Es bueno dudar y razonar sobre lo que se cree.